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Consejos

¿Llega la primavera y tu piel lo nota?

20 de noviembre, 2023

La subida de temperaturas, la exposición al sol durante más horas y los agentes irritantes externos típicos de los cambios de estación pueden desarrollar un aumento de la sensibilidad cutánea, manifestando sequedad, descamación, prurito, eritema y malestar secundario.

Los alérgenos ambientales como el polen pueden desencadenar una respuesta inmunitaria y, además, producir síntomas nasales, oculares y respiratorios. A nivel cutáneo, se habla de dermatitis alérgica y puede presentar urticaria, erupciones, picores y eritema. También existe la dermatitis de contacto alérgica, que se produce cuando la piel está en contacto con un agente irritante, tanto pueden ser líquidos, jabones o productos químicos como plantas. 

Tanto si se trata de una dermatitis alérgica o dermatitis de contacto, se produce en ambas una alteración de la barrera cutánea y un aumento de la reactividad cutánea. 

No es fácil diferenciar una reacción cutánea por causa alérgica, una piel sensible y una piel atópica. Presentan síntomas muy similares que pueden confundir el origen real del problema.

En el caso de las reacciones alérgicas, presentaremos como síntomas principales picor, inflamación y erupción cutánea. Vendrán determinados por la alergia a algún componente con el que se ha podido estar en contacto de forma puntual. Mejorará al cabo de unos días del contacto con el alérgeno. Se podrán realizar pruebas epicutáneas con diferentes alérgenos para saber su causa exacta.

En los casos de tener una piel sensible, estaremos frente a una piel menos tolerante a agentes externos, sean cambios de temperatura, cosméticos o estrés. Se observará eritema y picor debido a que su capa protectora está más desestructurada y reaccionan con mucha facilidad a estos factores. 

Por último, en los casos de piel atópica, estamos ante una enfermedad inflamatoria de la piel de carácter crónico, común durante la infancia. Se manifiesta en forma de brotes, dando lugar a la aparición de piel seca y sensible, junto con prurito intenso. En este caso, la sequedad puede desencadenar a infecciones cutáneas por descamación y eczema de la piel afectada. En estos casos, no solo la primavera es una estación difícil, ya que, en invierno, debido a la sequedad y el frío, se reactivan los brotes. Se debe tener cuidado e hidratar bien la piel durante todo el año para atenuar y evitar durante el mayor tiempo posible la exacerbación de los brotes.

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¿Cómo reducir la reactividad cutánea y mejorar nuestra piel durante la primavera?

  • No exponerse al sol de forma continua y utilizar fotoprotector solar de amplio espectro. 
  • Llevar ropa transpirable y ducharse después de hacer deporte, ya que el sudor puede irritar la piel.
  • Hidratarse bien la piel haciendo uso de cremas sin perfumes, parabenos ni conservantes. 
  • Usar cosméticos y maquillajes hipoalergénicos.
  • Limitar el tiempo al aire libre los días con altos niveles de polen.
  • Puede precisarse el uso de antihistamínicos si se presenta mucha sintomatología de tipo alérgica.
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