El tratamiento de patas de gallo con toxina botulínica no está indicado para mujeres embarazadas o en períodos de lactancia, para pacientes con infecciones de la piel o con un herpes activo en la zona a tratar ni para personas que hayan recibido un tratamiento con toxina botulínica 3 meses antes o bien inmunización antitetánica 6 meses antes. Tampoco se recomienda en pacientes con tratamientos actuales por alguna enfermedad infecciosa o neurológica grave.
Después del tratamiento aparece una leve inflamación, pequeños hematomas o eritema de la zona tratada debido a los pinchazos realizados durante la técnica.